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Oct 2011

Los recientes levantamientos en Oriente Medio y el norte de África ponen de relieve la inutilidad y el anacronismo inherentes a la fragmentada política exterior de la UE hacia la región. Las revueltas demuestran que la separación que hace Europa del Mediterráneo frente al resto atiende a sus propios intereses y no tiene en cuenta los fuertes lazos políticos y económicos que unen a los países del Magreb, el Mashreq y el Golfo, ni los vínculos del “arabismo” que influyen en esas relaciones. Los acontecimientos de Bahréin y Yemen muestran que la chispa inicial de Túnez tiene ahora un alcance panárabe. Las preocupaciones energéticas y de seguridad también sugieren que sería apropiado pensar en una región mediterránea ampliada, que comprende el norte de África, Oriente Medio y la Península Arábiga.

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Author Ana Echagüe
Series FRIDE Policy Briefs
Issue 63
Publisher FRIDE
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