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Este artículo analiza el concepto de “embajada de datos” como un nuevo instrumento de política exterior para asegurar el funcionamiento de los servicios públicos esenciales frente a riesgos cibernéticos. Los autores comentan la experiencia de Estonia, que ha desarrollado una administración electrónica muy avanzada y está planeando replicar fuera del país sus bases de datos informáticas más importantes para mitigar el daño de una posible agresión o pérdida. Asimismo, discuten la importancia estratégica de las embajadas de datos y los aspectos a considerar para su implementación.