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Este trabajo examina el enfoque de la Unión Europea con respecto a la región mediterránea. El autor critica la política global mediterránea por su enfoque centrado en la estabilidad de la zona marítima porque deja en segundo plano el desarrollo de los países mediterráneos no comunitarios. Describiendo la importancia del tráfico marítimo y como se ha manejado sin contribuir al desarrollo, el autor argumenta que no se deben marginar los vecinos al sur, que se debe relativizar la capacidad comunitaria para resolver los problemas de la zona, que se debe entender que la Asociación Euro-Mediterránea es más que una zona de libre comercio y que se debe cooperar para el desarrollo.